A TODOS LOS SUBDITORCILLOS DE LOS QUE ME ENAMORÉ:

¡Hola, subditorcillos!

"A todos los chicos de los que me enamoré", de Jenny Han, ha sido mi lectura más reciente y aquí os traigo mi reseña, cumpliendo mi deber para con mis equalianos como buena reina que soy. Antes que nada, os resumo brevemente de qué trata:

Lara Jean, nuestra protagonista, es aficionada a escribir cartas de amor a los chicos que le gustan, pero jamás las llega a enviar. Son escritos que utiliza para desahogarse y una vez ha terminado, los guarda en su sombrerera y se olvida de esos sentimientos para siempre. Su método había funcionado a la perfección hasta que, misteriosamente, todas sus cartas se envían y sus destinatarios las reciben, incluido Peter Kavinsky, el primer chico que la besó, y Johs, el novio de su hermana, la cual se marcha a estudiar a la universidad y acaba de romper su relación con él. Así, la vida amorosa de Lara Jean pasa de imaginaria a real en un segundo, teniendo que lidiar con las consecuencias de sus cartas de amor.

Tengo que decir que este libro me ha sorprendido gratamente, puesto que cae en varios clichés de novela romántica juvenil y sin embargo, no ha desatado toda mi ira. Me explico:

Personaje femenino principal más virgen que el aceite de oliva extra.

Como suele pasar en estos casos, nuestra protagonista, Lara Jean, es una mojigata de tomo y lomo. Jamás ha tenido novio, nunca frecuenta fiestas, apenas tiene amigos y se pasa los fines de semana cocinando postres con sus hermanas. Sin embargo, consigue caerte bien al segundo. Su hermana mayor es su referente y se marcha a la universidad, dejándole toda la responsabilidad familiar, y no deja de ser adorable como trata de hacerse cargo de todo y a la vez lidiar con el desastre que sus cartas han desencadenado.

Chico súper popular que se fija en ella por algún motivo que nadie llega a comprender.

En este caso es el personaje de Peter Kavinsky, uno de los chicos más populares del instituto, el que cumple este papel. Normalmente estos chicos suelen ser celosos, posesivos y controladores, pero tan guapos que todo eso carece de importancia (lo cual consigue que me den ganas de vomitar). ¡Pero no es el caso! Peter es divertido, majete, respetuoso y en ningún momento se comporta como una persona tóxica con nuestra Lara Jean -sí, a mí también me pone nerviosa ese nombre compuesto, pero es lo que hay-.

Un segundo chico interesado en la protagonista, que suele ser un "pringao".

Ningún romance juvenil que se precie está exento de un buen triángulo amoroso. He de decir que en este caso no está todo lo bien traído que me hubiera gustado. Si bien es cierto que disfruto como la que más con estas situaciones, en este caso en concreto no llego a empatizar del todo con el tercero en discordia, ya que no entiendo qué le mueve a hacer lo que hace en la historia. ¡Pero que nos quiten lo bailao!

Hay una segunda mujer que es una completa meretriz.

Siempre encontramos ese personaje secundario femenino interesado en el "chico súper popular" que está dispuesta a amargarle la vida a nuestra protagonista con tal de conseguirlo. Por supuesto, aquí no iba a ser menos. Lo cierto es que durante toda la historia estaba esperando el "momento malvado" con bastante expectación, y no me decepcionó.

Momento de discusión intensito que hace que los personajes se peleen, pero finalmente se unan.

Esto es una ley inquebrantable de toda novela romántica señores y señoras. El drama absoluto que lleva de la mano el final de la historia. ¡Y qué dramón! ¡Esta historia ha dejado todo lo bueno para el final!

Bueno, subditorcillos míos, así son las cosas y así os las he contado. Si queréis una lectura ligera, entrañable, con toques de humor y ambientada en el típico instituto estadounidense, este es vuestro libro. Personalmente, la he disfrutado mucho y sus clichés me han resultado más que aceptables, por lo que le doy un 8.

¡Hasta la próxima, equalianos!

Pdt: acabo de descubrir que existe una segunda parte y estoy...¡living!